Violencia sexual, no más revictimización
- De Chicas
- 18 sept 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 feb 2021

Colombia, 28 de febrero de 1993
Hace 20 años, en un CAI de la ciudad de Bogotá, Sandra Guzmán, madre de Sandra Catalina Vásquez Guzmán, de tan solo 10 años, vivía la peor experiencia de su vida. Su historia estremeció al mundo y cambió su realidad para siempre.
Sandra fue con su hija a visitar a su esposo un oficial de la estación de policía de Germanía, cuando llegaron a las instalaciones, la niña ingresó porque creyó ver a su papá, Sandra la dejó pues nunca se imaginó la tragedia que acompañaría ese momento.
Pasaron unos largos 20 minutos y en el lugar no habían rastros ni del padre, ni de la menor. Ella empezó a buscar a su pequeña y allí en medio de oficiales de policía, su peor pesadilla se hacía realidad, el cuerpo de Sandra Catalina yacía en el tercer piso violada y estrangulada en un baño. Su asesino, Diego Fernando Valencia Blandón un patrullero de la institución.
El violador de la pequeña Sandra Catalina pagó solo 10 años de cárcel cuando la sentencia era de 45 años ¿Qué pasó entonces? Para esa época, la violación y asesinato de mujeres no tenía una connotación de feminicidio, por tal motivo, los violadores y asesinos como Valencia Blandón, podían purgar su culpa y buscar rebajas en la pena con un buen comportamiento y estudios al interior de la prisión.
Vitoria, Espíritu Santo, este de Brasil, 2020
¿Está una niña de 10 años preparada física y emocionalmente para traer al mundo una vida producto de la violación de un familiar? Según las autoridades de Brasil, una menor venía siendo víctima de violación desde los 6 años. Su agresor era su propio tío de 33 años.
La pequeña guardó silencio por miedo a que él le hiciera daño a ella o a su familia, que ironía, cómo si fuera posible hacerle más daño. Mientras tanto, la otra sociedad, la "de bien", presionaba a sus familiares para no consentir el aborto de la menor y obligarla a tener a ese bebé.
Los derechos de nuestras niñas deben prevalecer por encima de todo y más, cuando estas han sido violentadas. Absurdo pensar que muchos pedían que ella siguiera con un embarazo bajo estas condiciones.
Tucumán, provincia de Argentina, 2020
Una menor de 12 años tuvo que irse de su casa para resguardarse de su vecino, un hombre de 71 años que había sido acusado de violar a su propia hija, este en su momento fue condenado, pero gracias a la crisis de salud que vive el mundo, fue enviado a pagar su condena en casa. En este sentido, prevaleció la vida del violador, y no la de las personas que lo rodean.
Según la madre de la menor, el sujeto la asediaba día y noche, acosándola desde su jardín. Ella tenía tanto miedo de que este hombre la dañara, que decidió no volver a salir de su casa, y así empezó a ser ella la que pagaba condena.
Tres países diferentes, tres historias, tres tiempos, todas involucran víctimas menores de edad a las que sus derechos les fueron vulnerados. La primera; Sandra, no tuvo la oportunidad de vivir para cambiar su historia. La segunda; una pequeña que con tan solo 10 años tuvo que enfrentar un aborto. La tercera; una niña que se escondió de un violador para no ser abusada, su caso causó tal revuelo en las redes sociales que una juez dictó medida de aseguramiento con el hombre.
La violencia de género es una cruda realidad a la que no podemos simplemente darle la espalda. Las niñas y niños son el futuro del mundo y de nosotros depende construir para ellos un mejor lugar, en donde no haya silencio, ni tampoco abusos.
En Colombia, Según Medicina Legal, el 85% de las agresiones sexuales se producen por parte de familiares, cuidadores, conocidos y amigos. En todo el territorio nacional, se registraron en 2019, 25.533 abusos. Menores de un año: 157. Niños y niñas entre 1 y 4 años: 3.997. Niños y niñas entre 5 y 9 años: 6.346. Niños, niñas y adolescentes entre 10 y 14 años: 11.659. Adolescentes entre 15 y 18: 3.377.
Las cifras para el 2020 no son alentadoras, entre el mes de enero y mayo se han presentado 6,479 casos.
Han pasado 20 años de la violación y muerte de Sandra Catalina Vásquez Guzmán, hoy tendría 37 años. De su trágica historia, solo quedan recuerdos, una placa con su nombre en el mismo lugar donde fue violentada y el corazón roto de sus familiares, esos que nunca la han olvidado y que siguen luchando para que el Estado los repare.
Esta lucha que hoy damos las mujeres en todo el mundo, es para reivindicar a cada una de las víctimas de violencia. No olvidar, no callar, y siempre estar alertas, por y para TODAS.
Comentarios